Soledad Penalta tiene tras de sí un largo camino como escultora, que la ha llevado a una madurez sólida y patente. Reconocida con premios como el de la Cultura Gallega, otorgado por la Xunta de Galicia, el Premio de la Crítica o su nombramiento como miembro de la Real Academia Gallega de Bellas Artes, su larga trayectoria se centró durante años en plasmar a través de la escultura sus sentimientos, alegrías, frustraciones… pero también sus encuentros y desencuentros con un mundo profesional en el que ser mujer no fue su mejor aval.

En estas piezas incorpora la escritura, con caligrafías y textos que realiza mediante plasma dotando a sus obras de palabras, de pensamientos, de referencias al lenguaje y la comunicación del conocimiento de la humanidad. Soledad “tatúa” la piel de sus obras, de sus piezas, cuya superficie lima “para sacarle brillo y formar irisaciones que reflejen la luz, haciéndola más cálida y volumétrica. Escribo en las piezas mis pensamientos, a veces poesías y otras veces reflejo algo que me gusta de otra persona.”