Avellano (gal. abeleira)

Corylus avellana L.

Abeleira

Familia:Betulaceae

Árbol caducifolio

Origen: Europa y Asia occidental.

Porte y altura: puede alcanzar los 10 m de altura; su porte natural es arbustivo, conformado por numerosos pies y chupones, ya que se ramifica desde la base; esto puede modificarse dependiendo del sistema de poda empleado.

Hojas: de entre 5 y 10 cm, redondeadas u ovaladas, con los nervios muy marcados, de base cordada, borde serrado y ápice apuntado. El haz es glabro y el envés, pubescente en la zona de las nerviaciones.

Flores: dispuestas en amentos que aparecen en invierno. Los masculinos son pendulares de color amarillento, de unos 5 cm de longitud, y los femeninos, más pequeños, ovoides, de color marrón, muy semejantes a yemas foliares.

Fruto: las avellanas son semillas redondeadas envueltas entre dos brácteas verdosas que no las recubren de todo y están dispuestas en grupos de 1 a 5; aparecen en las ramas jóvenes y maduran a finales del verano o a principios del otoño.

Otros datos: su corteza es de color pardo grisáceo o gris rojizo, lisa, y se va agrietando con el paso del tiempo.

Utilidades y curiosidades: cultivada mayoritariamente como especie frutal por sus frutos comestibles, pero también como especie ornamental; destacan su follaje desde la primavera hasta el otoño, la floración en invierno y su fructificación a finales de verano y a principios de otoño. La madera es blanca-rojiza, ligera, muy elástica y flexible, no adecuada para la construcción por sus dimensiones, pero sí para elaborar utensilios como mangos de herramientas, para hacer duelas de barriles o bocoyes, para cestería (las ramas más finas) o para vallas. Su corteza y las hojas son adstringentes y se han empleado con fines medicinales. Por el contrario, la cáscara del fruto es diurética. La avellana puede consumirse en fresco o como fruto seco y también sirve para extraer un aceite con alto contenido en ácidos grasos insaturados.

Necesidades y cultivo: no es muy exigente con el tipo de suelo, aunque prefiere los ácidos y húmedos, con buen drenaje y oxigenación. Las raíces tienen tendencia a crecer superficialmente más que en profundidad. Tolera bien el frío, pero prefiere climas templados; las heladas continuadas en el momento de la floración pueden hacer abortar la flor y reducir la producción del fruto. Necesita mucha luz, lo que favorece la producción, aunque también puede crecer en áreas sombreadas.