Ciprés común (gal. ciprés común)

Cupressus sempervirens L.

Cipres comun

Familia: Cupressaceae

Árbol perenne

Origen: el área de distribución original no está bien determinada, dado que es una especie muy cultivada ya desde la antigüedad. Se cree que es nativa del Mediterráneo oriental (Irán, Siria, Chipre...) y que fue el pueblo romano el que extendió su uso alrededor de sus villas.

Porte y altura: puede alcanzar los 30 m de altura. El porte varía dependiendo del cultivar; el más habitual es el columnar o piramidal.

Hojas: escuamiformes, aplanadas, de 0,5 a 1 mm de longitud, opuestas.

Fruto: conos con forma globosa-elíptica, de 2 a 4,5 cm de longitud, con entre 8 y 14 escamas con los mucrones poco aparentes. Maduración bianual.
Otros datos: su corteza es pardo grisácea y finamente estriada longitudinalmente.

Utilidades y curiosidades: especie muy extendida por toda Europa, empleada en jardinería en plantaciones lineales para crear barreras visuales y como cortavientos, en setos o como elementos individuales. Es una especie muy longeva; puede llegar a los 500 años. Fue un árbol muy usado en los cementerios del sur de Europa, ya desde la época de los griegos y los romanos, por considerarse un símbolo de inmortalidad. Su madera es dura y resistente, de grano fino y aromática, muy apreciada en ebanistería, tornería y artesanía, y para fabricar instrumentos musicales de cuerda, entre otros.
En la Edad Media se usó para elaborar cofres, ya que su aroma impregnaba la ropa que se guardaba en él. El pueblo fenicio construyó con ella su armada y el egipcio, algunos sarcófagos, y también se usaron en las puertas de la catedral de San Pedro. Según la leyenda, se utilizó en la construcción del arca de Noé.

Necesidades y cultivo: es muy resistente a la sequía y a temperaturas extremas; crece bien en exposiciones a pleno sol y admite todo tipo de suelos, excepto los muy salinos y constantemente encharcados. Admite muy bien la poda.