Como la mayoría de las fotógrafas no profesionales de la época, Corona fotografiaba lo que ocurría a su alrededor, por lo que su producción tiene un marcado carácter costumbrista: escenas familiares y de amigos; retratos individuales o en grupo, de mujeres, niñas y niños; secuencias en representaciones teatrales, paisajes, escenas agrícolas, marineras... La revista Vida Gallega publicó en 1914 un reportaje suyo titulado El arte y la belleza alrededor de una fiesta benéfica realizada en el Casino de O Porriño, donde se representaba teatralmente la pieza Canción de cuna. Como filántropa dejó una profunda huella en Ribadeo, en Mos y en O Porriño. Su principal contribución en esta última localidad fue el consistorio porriñés, encargado en 1921 al famoso arquitecto Antonio Palacios. Fue reconocida como hija adoptiva de Ribadeo y recordada por las vecinas y vecinos como una mujer generosa y culta. Hoy, parte de su archivo fotográfico está siendo recuperado, para devolverle el lugar que se merece en la memoria colectiva. En el Museo de Pontevedra se conservan más de 120 copias realizadas directamente a partir de las placas que están en poder de la familia y que han permitido conocer y poner en valor su obra fotográfica.