Camelia reticulata

Camellia reticulata Lindl.

Camelia reticulata

Arbusto perenne

Floración: invierno y primavera

Origen: especie nativa de China, concretamente de la provincia de Yunnan.

Porte y altura: arbusto o arbolillo que puede alcanzar los 15 m de altura en su hábitat natural.

Hojas: pecioladas, elípticas, gruesas, con el haz verde oscuro sin brillo, nervios y venas fuertemente marcados, y el margen profundamente aserrado. El tamaño oscila entre 5 y 11 cm de largo, pero varía de unos cultivares a otros.

Flor: las flores son terminales y axilares, solitarias, de tamaño variable entre 6 y 10,5 cm de diámetro, generalmente semidobles o peonías. Aunque hay alguna variedad con flores de color blanco o rosa claro, la mayoría son rosa intenso y brillante.

Fruto: es una cápsula globosa y achatada de unos 3,5 cm, con escamas y superficie rugosa, con 3 a 5 lóculos, con pericarpio muy grueso.

Otros datos: la mayoría de los cultivares de esta especie que crecen distribuidos por todo el mundo y que se comercializan hoy en día, son en realidad híbridos de C. reticulata con otras especies, en su mayoría con C. pitardii var.  yunnanica y con C. japonica.

Usos y curiosidades: es una de las especies de Camellia más cultivadas para su uso como planta ornamental. Es muy valorada por el gran tamaño de sus flores y sus colores llamativos. En Yunnan (China), su zona de origen, crecen de forma silvestre antiguos ejemplares, muchos de ellos centenarios, llegando alguno a superar los 300 años. Puede crecer desde el nivel del mar hasta los 2.800 m de altitud.

Necesidades y cultivo: es propia de climas templados y húmedos, con lluvias abundantes. Crece mejor a la sombra y abrigo de árboles más altos, en suelos ácidos, ricos en materia orgánica y bien drenados. No necesita una poda anual, aunque responde muy bien a ella, y es necesaria cuando se quiere hacer la planta más compacta y arbustiva, o para darle una determinada forma.